Un abrazo es una expresión de sentimiento, de acercamiento y de intimidad. Es un error confundir esta muestra de afecto con el pensamiento de que el otro miembro de la pareja desea sexo. Por el mismo motivo, es otro error sólo mostrar o llevar a cabo esa manifestación de afecto físico cuando queremos sexo.
El afecto físico es algo importantísimo desde nuestra infancia. Numerosas investigaciones han demostrado los beneficios del contacto físico. Cuando los padres damos caricias y abrazos a los niños, no sólo los calma, también crea y fortalece un vínculo emocional que les proporciona abundante y saludable confianza en sí mismos, que más adelante les ayudará a gestionar problemas tan típicos como la ansiedad por separación.
Pero ¿y de adultos? Evidentemente, conforme nos hacemos mayores parece que retrocedemos en las manifestaciones físicas de afecto, los motivos son varios, dejadez, inseguridad, pensar que ya es innecesario…
Os voy a contar el caso de un hombre que en el 2004 regresó a su país de origen. Se llama Juan Mann. Cuando volvió a Australia, su país natal, comenzó a tener un gran sentimiento de soledad, sus padreas se acababan de divorciar, se había separado de su prometida y su abuela había fallecido.
Juan Mann decidió ir a una fiesta para distraerse y animarse. Cuando estaba allí, una desconocida, sin mediar palabra, le dio un abrazo, poco después Juan Mann llegó a decir «Me sentí como un rey, fue lo mejor que me ha pasado nunca».
Días después, decide salir a repartir abrazos a la gente que transitaba por Pitt Mall Street en Sídney.
Así fue como conoció a Shimon Moore, quien grabó al protagonista abrazando y el intento frustrado de la policía de prohibir los abrazos gratis. Precisamente, sería ese video colgado en YouTube, el que llevaría una simple actitud a transformarse en todo un movimiento a nivel mundial, conocido como Free Hugs Campaign o Abrazos Gratis.
A partir de 2006, el movimiento se logra expandir alrededor del mundo gracias a personas que, motivadas por el vídeo original, deciden lanzarse a las calles a repartir afecto, y posteriormente, gracias al boca a boca originado por estas espontáneas acciones. El vídeo que os dejo arriba, ha sido visionado ya más de 73 millones de veces. Actualmente, el movimiento continúa por todo el mundo, y en YouTube se alojan centenares de vídeos creados por los abrazadores que simplemente pretenden compartir sus experiencias con más gente.
Por cierto, antes de que acabe el día, pregúntate, ¿cuantos abrazos he dado?