Tenemos pareja, llevamos un tiempo con ella, nos damos cuenta que compartimos una serie de intereses, culturales, sociales, personales, y nos plantemos dar el siguiente paso, una unión más sólida, con mayores responsabilidades, el matrimonio (o uniones civiles, parejas de hecho…) Es en ese momento, cuando empezamos a sentir que todo cambia. ¿Será la palabra matrimonio la que trae mala suerte?, ¿será que me he acomodado?, ¿será que este compromiso me hace perder lo que siento por él o por ella?
Siento decepcionar a más de un@ de l@s lectores del blog. No es la mala suerte, no es el miedo a la responsabilidad. Nada de lo que solemos pensar ante ese tópico de que cuando te casas todo cambia. Es algo más simple.
Si queremos tener un buen matrimonio, una vida en pareja envidiable, deberemos (ambos miembros), realizar una serie de tareas o cambios. A continuación os nombro siete de ellas:
1. Conseguir separarnos emocionalmente de la familia en la que hemos crecido.
Esto no significa que debamos distanciarnos de ellos, que no debamos verlos más o no. Lo que quiere decir este distanciamiento es que debemos tomar identidad propia, comportarnos más tiempo como pareja que como hijo o hermano, reasignar las prioridades demi vida a mi nueva familia, mi pareja, de esta forma reforzaremos el vínculo con ella.
2. Desarrollar la vida en común en base a una intimidad compartida.
En el momento de nuestra unión con otra persona, dejamos de ser sólo nosotros, nuestra intimidad, nuestra privacidad, se convierte en algo común, y esa intimidad hay que fortalecerla. sin embargo, hay otra cosa que hay que hacer, proteger la autonomía de cada miembro de la pareja, porque la intimidad es compartida, pero también tenemos una vida fuera del ámbito de la pareja, como por ejemplo amigos que no se comparten y de los cuales podemos disfrutar.
3. Establecer una relación sexual plena y placentera
Anteriormente hemos nombrado lo importante que es cultivar una intimidad común, pues al igual que dicha intimidad, la relación sexual debe ser plena y placentera en la pareja, esto nos permitirá fomentar esa intimidad. El plano sexual de la relación de pareja debe quedar protegido de obligaciones familiares. Si posteriormente somos padres o madres, eso no significa que dejemos de ser amantes.
4. Asumir el rol de la paternidad
Si somos padres, ante la llegada de un bebé no debemos dejar de cultivar nuestra relación de pareja, nuestra intimidad compartida. debemos cubrir las necesidades de esa nueva vida, pero no olvidar nuestro papel como pareja, como amante, como compañeros.
5.- Seguir trabajando para proteger la privacidad como pareja.
La privacidad común, la privacidad de pareja, no se hace en un día, hay que cuidarla, debe crecer y nosotros con ella. Por lo tanto, durante toda nuestra relación deberemos cultivar dicha privacidad común. esto nos unirá y nos reforzará como pareja.
6.- Enfrentar y dominar las crisis inevitables de la vida
Los matrimonios o parejas sólidas tienen algo en común, saben que vivirán momentos de crisis, pero se enfrentan a ellos unidos y con fuerza. Pensar que nuestra relación será siempre idílica es un error, debemos estar preparados para combatir las crisis juntos, no en bandos contrarios. Recordad que jugamos en el mismo equipo.
7. Mantener la fortaleza del vínculo conyugal ante la adversidad.
El matrimonio o nuestra relación de pareja debe ser un refugio seguro al que podamos acudir para poder expresar nuestros pensamientos, nuestras diferencias, nuestros conflictos y nuestros enojos. Con total seguridad, saber mantener efuerte este vínculo nos permite mayor satisfacción en nuestra relación.
Via: American Psychological Association (APA)