El orgasmo es el momento culminante del placer sexual. Es el instante que toda pareja busca o anhela conseguir. Desde un punto de vista evolutivo, la conducta humana es facilmente explicaple. Cualquier comportamiento que desarrolle el ser humano, que le conlleve o repercuta en el organismo consecuencias negativas, hará que reduzca, elimine o evite, dicha conducta. Si por el contrario, ese comportamiento es agradable y satisfactorio, el ser humano tenderá a repetir, siempre que pueda, dicha conducta.
Eso es lo que ocurre con el orgasmo. A diferencia del orgasmo femenino, el masculino, se presenta con la eyaculación, lo que, aunque parezca todo lo contrario, aumenta la complejidad del orgasmo femenino. Una de las características del orgasmo femenino, a diferencia del masculino, es que puede ser fingido. Las mujeres no tienen la necesidad de experimentar un orgasmo para concebir.
Recientemente, varios medios de comunicación han dado cobertura a un estudio que intenta dar explicación a por qué las mujeres fingirian el orgasmo. Dicho estudio ha sido relalizado por la Universidad de Central Lancashire (Reino Unido), ha descubierto que más de un cuarto de las mujeres que gimen durante el acto sexual no lo hacen por placer, sino para manipular a su pareja. Haciéndole creer que ha alcanzado la cúspide sexual, con el único fin de influir en su pareja.
El objetivo de la investigación era descubrir la razón exacta de por qué las mujeres practicaban esas vocalizaciones (gemidos, gritos, palabras como “sí“ o “más“) y en qué punto del proceso decidían emplearlas. Cuatro de cada cinco mujeres fingían utilizando estas vocalizaciones aproximadamente la mitad de las veces que eran incapaces de llegar al orgasmo.
Este es un estudio increíblemente revelador. Las mujeres (con los gemidos) están tratando de influir en su pareja más que expresar directamente la excitación sexual», señala Gayle Brewer, una de las responsables de la investigación. «Sin embargo, esto no es tan intrigante como inicialmente puede parecer, ya que la mayoría de las mujeres no lo hacen necesariamente por su interés. Por el contrario, el 92% de las participantes admite que es una forma de aumentar la autoestima de su pareja y hacer que se sienta seguro sobre su atractivo y desempeño sexual». Sea así o no, con toda seguridad el estudio dará qué pensar a los hombres.