Hace unos días estaba en una de mis librerías favoritas, revisando las novedades que habían llegado y buscando un libro que necesitaba. Cuando estaba a punto de marcharme, la cubierta de uno de los cientos de ejemplares que estaban a disposición del público, llamó mi atención. Me acerqué y no pude resistirme a hojearlo. Sin duda, el título del libro ayudó a eso, “50 sombras de Gregorio” de Rossella Calabrò.
Muchos de vosotr@s habréis leído el bestseller 50 sombras de Grey, o su trilogía completa. Deciros que es un libro erótico, de una temática muy peculiar. Para los que no hayáis leído ninguno de los ejemplares de la trilogía, (poniendo escusas como: es sólo para mujeres, no me gusta ese tipo de literatura, me avergonzaría leer un libro así, yo no necesito leer sobre esas temáticas…), indicaros que trata de una historia de amor entre una mujer, Anastasia Steele, y un hombre de éxito en los negocios, Christian Grey. La historia entre Anastasia y el Señor Grey (si queréis saber por qué me dirijo a él como Señor os recomiendo que os leáis el libro, o los tres) es muy peculiar, puesto que el Señor Grey “embarca” a Anastasia en una serie de experiencias que ésta antes no había vivido.
Deciros que el Señor Grey es perfectísimo, guapísimo, riquísimo y todos los ‘ísimos’ que se os ocurran. Vamos, la pareja ideal o aquella que toda mujer puede haber soñado en algún momento de su vida.
Pero, ¿qué pasa cuando nos despertamos del sueño? Cuando suena el despertador, resulta que no vivimos con el Señor Grey, si no que lo hacemos con Gregorio, y ¿quién es Gregorio?, según la novela que tanto llamó mi atención en la librería, y que hizo que en mi cara se esbozará un sonrisa, Gregorio no es más que el hombre que está a nuestro lado, que ronca (no creo que ninguna de las féminas que hayan leído 50 sombras de Grey se hayan imaginado al Señor Grey roncando), que se pone cómodo en nuestra casa con unas pantuflas rotas y un chándal, y que no suele recordar las fechas importantes y es incapaz de detectar tus preocupaciones.
Gregorio es el hombre común, el hombre corriente.
No debemos idealizar el amor representado en 50 sombras de Grey. Debemos pensar en el amor real más como Gregorio. Todos tenemos nuestros defectos, trabajar en reducirlos nos hace mejores, pero si la otra persona los entiende y los asume, nuestra relación se fortalecerá.
Como dice la autora Rosella Calabrò. «Si somos capaces de amar a Gregorio con sus defectos y si somos capaces de vivir la vida con ironía, es el hombre perfecto para nosotros».
Si queréis pasar un buen rato con las ironías de la vida en pareja, reíros de las situaciones cotidianas o comportamientos del hombre de tu vida, os recomiendo que os leáis este libro. No os ayudará a tener un mayor crecimiento personal, ni siquiera a mejorar vuestra relación de pareja, pero lo que si hará será proporcionaros momentos de risa.
Por cierto, cuando hablo de que se sueña muy a menudo con el Señor Grey, me refiero a su trato, su estilo, su amabilidad, y todos esos ísimos que comentábamos, no a sus gustos sexuales. Para eso, que cada uno piense, sueñe, opine, se oponga, o se asombre como crea.