En muchas ocasiones, nos centramos en proteger o defender algo que para nosotros tiene mucho valor sin darnos cuenta que lo hacemos de una forma incorrecta. Para ello, os quiero contar la historia de un anillo, pero no os preocupéis, este artículo no va de la famosa canción de Jennifer López “El anillo pa cuando”, no, va de mi anillo y el valor que le doy.
El valor del anillo
Veréis, como casi todo el mundo que está casado, llevo en mi dedo anular, una alianza. Es una alianza normalita, un pequeño aro de oro, sin más estridencias. Por dentro, lleva grabado el nombre de mi mujer y la fecha de nuestra boda. Para mí es más que un símbolo de nuestra unión.
Supongamos que llevo el anillo a un compro oro, ¿qué pueden darme por mi alianza?, pues muy probablemente, no más de 40,00 €, pero ¿es ese realmente su valor?
Seguramente, para que podáis darle un valor real, os tenga que contar algo más de ese anillo. Perteneció a mi abuelo y a mi abuela, dos personas muy importantes en mi vida. Yo, prácticamente me crié con ellos. Mi abuelo siempre acudía a mí para que le leyera las cartas que llegaban a su casa, o que le buscara el significado de una palabra, que él desconocía, en el diccionario. Mi abuelo fue una de las personas que más me ha enseñado en la vida.
Bueno, el caso es que cuando fallecieron, todos mis tíos quedaron en que el primer nieto que se casara llevaría las alianzas de los abuelos. Bueno, pues ese primer nieto fui yo. Desde entonces, llevo el anillo de mi abuelo y mi mujer el de mi abuela.
Para mí ese anillo es tremendamente valioso, más que los 40,00 € del compro oro que me pueden dar.
La defensa de lo valioso
Ahora, supongamos que alguien viene a quitarme ese anillo que es tan valioso para mí. ¿cómo creéis que lo defendería o protegería?, pues sí, con uñas y dientes, con todas mis fuerzas, usando cualquier estrategia para que no me lo quiten.
Pero, ¿y si tuviera mil anillos iguales al que os he contado?, sí, mil con el mismo valor. Bueno, pues si alguien viniera a quitarme uno de esos mil anillos, estaréis conmigo que el ímpetu o defensa que haría para defender ese anillo sería mucha menor, usaría otros métodos, o incluso, no pondría mi vida en riesgo porque me quitaran uno de esos anillos. Tendría novecientos noventa y nueve más.
Puestos a salvaguardar el anillo, a cuidarlo para que nadie me lo quite, os propongo dos métodos, el primero, guardarlo en una caja fuerte y el segundo, poner un cartel en la entrada de mi casa que diga, si vienes a quitarme el anillo te encontrarás con problemas.
¿Cuál de los dos métodos os parece más correcto? Bueno, a mí, personalmente el primero, la caja fuerte, de esa forma no amenazo a nadie, como si hago con el segundo método, el cartel.
¿Cuál es tu anillo?
En muchas ocasiones, acuden a mi consulta personas que consideran que lo más valioso que hay en su vida es su pareja, e intentan hacer todo lo posible para que nadie se l@ quite. Para ello, emplean a veces, métodos desafortunados, sí, como el del cartel.
Entre esos métodos están querer controlar el teléfono móvil para saber con quién hablan, o le preguntan constantemente qué hacen, a quien le escriben, están alerta de las redes sociales para conocer a quién le da a Me gusta… Los más enrevesados, caen en las prohibiciones “a este sitio no vas…”, “con menganito o menganita no quedas…” TODO para evitar que te quiten lo que consideras más valioso.
Otras veces, lo valioso es tener razón, lo que te lleva a defender tu opinión de una forma visceral.
Ahora, piensa en algo muy valioso para ti y analiza como lo defiendes. ¿Lo haces correctamente?
Como siempre, un saludo a tod@s
Imagen de la caja fuerte procedente de freepik.es
Imagen del hombre protegiendo la casa freepik.es