Vicente llegó a mi consulta hace unos meses. Se sentó delante de mí y comencé el protocolo de bienvenida, le dije cuál es mi nombre, que prefería que me tuteara, que me llamara por mi nombre de pila, y el funcionamiento de las sesione. De repente Vicente me dijo que sabía quién era yo, era el psicólogo que tenía una baraja de cartas en el cajón.
Me quedé un poco asombrado, porque sí, Vicente tenía razón, tengo una baraja de cartas en mi cajón, baraja que suelo usar en muchas ocasiones para explicar a mis pacientes algunos conceptos que de vez en cuando, mal interpretamos.
La posibilidad y la probabilidad
Uno de esos conceptos es el de posibilidad y probabilidad. Recordáis en mi artículo sobre la felicidad y el cerebro, en él os decía que el objetivo del cerebro es el de sobrevivir, por eso, nuestro cerebro siempre está escaneando las cosas que pasan a nuestro alrededor para identificar potenciales peligros, responder a ellos y ponernos a salvo. Recordar, el objetivo de tu cerebro es que esta noche a las 00:00 estés vivo.
Primero debemos tener claro qué diferencias hay entre los conceptos que os indicaba arriba, posibilidad y probabilidad. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, posible se define como algo que puede ocurrir o suceder. Por ejemplo, si compro un décimo de lotería de Navidad, es posible que me toque, y es posible porque puede ocurrir. Del mismo modo, si no compro lotería, simplemente no es posible que me toque, y no es posible porque no se da una circunstancia fundamental, que es la de tener un décimo. Bueno, creo que hasta aquí todo claro.
Pero ¿qué ocurre con el término probable?. El término probable procede de probabilidad. La probabilidad, según la RAE, es la razón entre el número de casos favorables y el número de casos posibles. ¿Qué significa esto?, bueno, aquí es donde entra en juego mi baraja de cartas. Imaginad que encima de la mesa pongo cuatro reyes y un as, las mezclo varias veces y las coloco boca abajo. Ahora, si os pidiera que tocarais una carta y le dierais la vuelta, ¿Qué carta creéis que sería, un as o un rey?.
Bueno, pues me imagino que seguramente habréis dicho que un rey, porque intuitivamente sabemos que hay más reyes que ases. Matemáticamente, si cogemos la definición de probabilidad que es la división entre el número de casos favorables (cuatro reyes) entre el número de casos posible (5 cartas en total), la probabilidad de que salga el rey es de 4/5 o lo que es lo mismo, un 80%.
Ahora os pregunto, con las cinco cartas encima de la mesa, de las que cuatro son reyes y una es el as, ¿es posible que salga, al elegir una carta sin verla, ese as?, la respuesta es que sí, como posible sí es, pero es poco probable (un 20%), por eso decimos que la carta que hemos señalado creemos que es un rey.
Por eso tenemos miedo y nos preocupamos
Dentro de estas fórmulas matemáticas y conceptos de probabilidad, se esconde la explicación a algunos problemas que padecemos, como por ejemplo, miedo a volar en avión. Una persona que debe montar en avión, sabe que si viaja en ese medio de trasporte es posible que tenga un accidente (como es posible que si compras un décimo de lotería te caiga), pero sin embargo, todos sabemos que es muy poco probable tener un accidente de aviación puesto que viajar en este medio es uno de los métodos más seguros.
El problema ocurre cuando nuestro cerebro nos indica o, mejor dicho, nos hace creer que como es posible tener ese accidente, es muy probable que lo tengamos, por lo que si es tan probable, mejor desarrollar alguna conducta que le permita a nuestro cerebro cumplir con su objetivo de que sigas vivo, por lo que refuerza tu idea de peligro, y te aterroriza montar en avión para que lo evites.
Muchos de nuestros miedos están asociados a este resorte, al error de evaluación entre posible y probable. En mucha ocasiones damos por supuesto, como medio para defendernos de alguna amenaza (real o no), que si algo es posible, ese algo es muy probable que ocurra.
Algunos datos para reflexionar
Por cierto, para los curiosos de los datos y los que padecen miedo a volar, según datos oficiales del Bureau of Aircraft Accidents Archives en el año 2014 hubo 120 accidentes de aviación, es la cifra más baja desde 2005.
En los últimos cinco años los accidentes han sido los siguientes;
AÑO | ACCIDENTES |
2014 | 120 |
2013 | 139 |
2012 | 155 |
2011 | 155 |
2010 | 162 |
Pero aunque en 2014 hubo menos accidentes aéreos, lo que sí subió fue el número de víctimas mortales, que en total, en ese año 2014, a nivel mundial, fue de 1.328 muertos, pero tomando sólo las víctimas de accidentes comerciales, fueron 986 ¿Te parece mucho?. Bueno, pues en el 2014, sólo en España, hubo un total de 1.131 personas fallecidas en accidentes de coche. Como apreciarás, no hay tanta diferencia.
La probabilidad de que un avión se accidente es de 1 cada 1.3 millones de vuelos (0,000077%). Si comparamos este dato con algo más cercano, la probabilidad de que te caiga la lotería, ésta es del 0,001 %. En conclusión, es más probable que te caiga la lotería a tener un accidente de aviación.
Recuerda, no confundas posible con probable, porque esto te llevará a evaluar negativamente la situación y seguramente, a abordarla de forma errónea.
Como siempre, un saludo a tod@s
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